DECIMO 1P ETICA Y VALORES
  • 1. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Qué es inteligencia Emocional?
A) Capacidad de reconocer nuestras emociones y gestionar nuestra respuesta ante ellas
B) Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia
C) Capacidad de reconocer las emociones propias y ajenas y gestionar nuestra respuesta ante ellas
D) Capacidad de reconocer las emociones ajenas y gestionar nuestra respuesta ante ellas
  • 2. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Cómo se pueden adquirir las habilidades emocionales?
A) Por ensayo y error
B) Por recompensa o castigo
C) Por la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas
D) Siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación.
  • 3. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Cuáles son las 5 esferas para la definición de la inteligencia emocional?
A) Autoconocimiento, Autorregulación ,Automotivación ,Empatía, Habilidades sociales
B) Manejar las relaciones y tener poder de influencia, inteligencia social, gestión de la respuesta, La capacidad para predecir
C) Confianza y seguridad, control emocional, la automotivación. Comprender los sentimientos
D) Las conductas, Los conocimientos, Los resultados, las emociones, las motivaciones externas
  • 4. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Cuál es la función de la mente emocional?
A) Nos da la capacidad de reconocer las emociones
B) Gestionar la respuesta ante un estímulo, elegir nuestras acciones, para no responder automáticamente a las emociones
C) Nos impulsa hacia la acción como respuesta ante algo que nos sucede
D) Ayudarnos a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. responder en vez de reaccionar
  • 5. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Cuál es la función de la mente Racional?
A) Motivarnos externamente
B) Gestionar la respuesta ante un estímulo, elegir nuestras acciones, para no responder automáticamente a las emociones
C) Nos impulsa hacia la acción como respuesta ante algo que nos sucede
D) Nos ayuda a tomar decisiones rápidas y emocionales
  • 6. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Para qué sirven las emociones?
A) Nos mueven al cambio
B) Una emoción provoca una acción
C) Son el resultado de nuestras acciones
D) Crean hábitos de comportamiento
  • 7. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Para qué sirve la inteligencia emocional?
A) Nos enseña a solucionar conflictos
B) Nos enseña a responder de manera automática ante las emociones
C) Nos da la capacidad para identificar el estado mental interno de los demás
D) Conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones
  • 8. (Preguntas 1 al 8) ¿Qué es la inteligencia emocional según Daniel Goleman? La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer las emociones – tanto propias como ajenas – y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios. También tiene que ver con la confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar objetivos. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia es básico para conseguir cambios positivos en el entorno. Una emoción provoca una acción, una respuesta. Habitualmente, ante determinadas emociones, nuestra respuesta suele ser automática, o lo que es lo mismo: una reacción ante un estímulo. Lo que dice la inteligencia emocional es que es posible responder en lugar de reaccionar. Es decir, introduce el concepto de gestión de la respuesta ante un estímulo. Una emoción se produce como respuesta ante algo que nos sucede. En primer lugar, nos damos una explicación de lo que ha pasado (pensamiento) e inmediatamente tenemos una reacción fisiológica (emoción). No podemos elegir tener o no una emoción, ya que es algo que pasa al margen de nuestra voluntad. Lo que sí podemos decidir es lo que queremos hacer con ella. Las emociones tienen una carga energética considerable, lo cual nos impulsa hacia la acción. Podemos decir que las emociones son el puente entre el pensamiento y la acción. Y nuestras acciones determinan nuestros resultados, configurando estos nuestra vida. Por lo tanto, si somos capaces de elegir nuestras acciones, es más que probable que obtengamos resultados diferentes. La inteligencia emocional también resulta útil para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y a mejores relaciones, mejor vida. Está demostrado que las personas con una inteligencia emocional elevada tienen una vida más satisfactoria. Se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones. Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. Por lo tanto, la Inteligencia Emocional se convierte en uno de los factores más importantes del ser humano a la hora de adaptarse con éxito a las distintas contingencias de la vida. La inteligencia personal (o intrapersonal), implica la comprensión de uno mismo, la capacidad para evaluarse de un modo objetivo, saber cuáles son las propias capacidades o habilidades y ser capaces de razonar acerca de las propias emociones, motivaciones, valores y otros procesos internos. Es decir, es la capacidad para conocerse a uno mismo de una manera acertada, entenderse y manejar la información interna. La inteligencia social tiene que ver con nuestras relaciones con los demás, incluyendo aspectos como la intimidad y la confianza, la persuasión, la pertenencia a grupos o la influencia. Consiste en el uso de información social para hacer que otros cooperen, la capacidad para relacionarse con los demás de manera efectiva y la capacidad para identificar las relaciones existentes entre las personas. Estos tres tipos de inteligencia suelen estar relacionados y tienden a solaparse. Por ejemplo, tanto la inteligencia social como la emocional ayudan a una persona a entenderse mejor a sí misma (inteligencia personal) y la inteligencia emocional ayuda a relacionarse mejor con los demás. La inteligencia social implica seis áreas principales: • La capacidad para identificar el estado mental interno de los demás. • La capacidad para agrupar los estados mentales de los demás en función de sus similitudes. • La capacidad para ver conexiones con significado entre diversas conductas. • La capacidad para interpretar secuencias de conductas sociales. • La capacidad para responder de manera flexible al interpretar los cambios en la conducta social. • La capacidad para predecir lo que pasará en una situación interpersonal. La inteligencia social tiene también que ver con el conocimiento que una persona tiene sobre el mundo social que le rodea y su capacidad para usar ese conocimiento. Probablemente contribuye también a la aceptación de uno mismo. ¿Para qué sirve la inteligencia emocional? El pensamiento occidental, lógico-racional, no cree tanto en el cambio como en la seguridad que ofrece el conocimiento y la experiencia para controlar el futuro. Desde esta perspectiva, lo más importante son: • Las conductas (no las emociones) • Los conocimientos (no lo intuitivo) • Los resultados (no los procesos) El aprendizaje se basa, principalmente, en la repetición de asociaciones entre conductas y resultados que nos han beneficiado en el pasado, evitando aquellas negativas. Este modelo de aprendizaje es esencial para la supervivencia de cualquier especie y, en el caso del ser humano, fundamental en sus primeros años de vida. Para modelar su conducta, los adultos utilizarán la recompensa o el castigo. En muchas empresas también se emplea la motivación externa. Por ejemplo, se puede incentivar a los empleados para que alcancen sus objetivos a través de una bonificación salarial. De esta forma, siguiendo el pensamiento causa-efecto, si la conducta (A) del empleado le lleva a alcanzar resultados (B), obtendrá una compensación (C). Si la persona no llega a los resultados planificados, no obtendría compensación. En este contexto, la complejidad del ser humano en un entorno globalizado y tecnológico ha desestabilizado este sistema lineal de estímulo-respuesta. Esto ha provocado que disciplinas como la psicología o la neurociencia hayan dirigido su interés hacia lo que nos provoca conflicto (el cambio) y su catalizador: las emociones. Las emociones tienen una gran trascendencia en nuestro día a día e influyen en la mayoría de decisiones que tomamos. Por ejemplo, a la hora de elegir pareja o de escoger empleo. Unas personas tienen mucho más desarrollada la faceta emocional que otras. Por eso, es necesario prestar atención a esta clase de habilidades emocionales, ya que pueden marcar nuestra vida y nuestra felicidad tanto o más que nuestra inteligencia. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional en el trabajo? Según Daniel Goleman, la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo implica que las personas puedan llevar a cabo su trabajo de modo eficaz. La competencia de un jefe puede medirse según el aprovechamiento del talento de sus empleados. Aprender las competencias y habilidades para tener éxito La creatividad, la empatía y el pensamiento sistémico es fundamental para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante donde la innovación, los negocios y las humanidades van de la mano. Si nos paramos un momento a pensar cuándo nos hemos sentido más motivados y más felices trabajando, daremos con un estado que no tiene nada que ver con lo racional, sino con el cerebro emocional. A este estado se le llama «flujo» y sería el mejor ejemplo de inteligencia emocional. Aparece cuando una actividad exige que movilicemos todas nuestras habilidades, lo que lleva a que la persona ponga toda su atención en lo que está haciendo hasta el punto de que se olvide que existe otra cosa en el mundo. Cuando se entra en «flujo», las emociones están alineadas con la tarea. La persona siente una especie de alegría y optimismo. Lo opuesto al flujo, y lo que lo anularía, sería la reflexión excesiva o el perfeccionismo. Este modelo, que se da en personas altamente comprometidas, implica poner a trabajar las emociones al servicio de los conocimientos, con lo que se obtienen resultados extraordinarios. En este nuevo pensamiento integrador la motivación está alineada con la autonomía, el talento y el propósito de la persona. Se da paso a empresas responsables que tienen en cuenta la individualidad de las personas, sus valores y motivaciones, provocando que se comprometan por sí mismas con sus tareas y resultados. Componentes de la inteligencia emocional Como hemos comentado anteriormente, las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo pueden afectar a otras personas. Por eso, tener inteligencia emocional es fundamental para todo líder. ¿A quién crees que le irá mejor? ¿A un líder que le grita a su equipo cuando se estresa o a uno que mantiene el control y analiza la situación con calma? En este sentido, la inteligencia emocional según Daniel Goleman tiene cinco elementos clave: 1. Autoconocimiento Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional según Daniel Goleman es el autoconocimiento. Es importante saber cómo responder ante las cosas que me suceden. Si quiero cambiar algo, primero tengo que saber qué es lo que hago y así poder hacer algo diferente. Si somos conscientes de nosotros mismos, siempre conoceremos nuestras emociones, además de la forma en la que nuestras acciones pueden afectar a las personas que nos rodean. La clave es comportarse con humildad. No importa cuál sea la situación: siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante ella. 2. Autorregulación En segundo lugar, tenemos que aprender a deshacer los automatismos de la respuesta emocional. Lo que decíamos antes de responder en vez de reaccionar. Los buenos líderes se regulan a sí mismos y no atacan verbalmente a los demás. Además, tampoco toman decisiones rápidas ni emocionales, ni estereotipan a las personas o comprometen sus valores. La autorregulación tiene que ver con mantener el control. 3. Automotivación La inteligencia emocional también tiene en cuenta la motivación. Si quiero cambiar algo, tengo que saber qué es lo que me impulsa a ese cambio. ¿Qué es lo realmente importante para mí? Hay personas que saben automotivarse y que trabajan para cumplir sus objetivos con estándares extremadamente altos en cuanto a la calidad de su trabajo. Cada vez que nos enfrentemos a un desafío o incluso a un fracaso tenemos que intentar extraer algo positivo de la situación. Puede ser algo que de primeras nos parezca poco relevante, como un contacto nuevo, o algo con efectos a largo plazo, como una lección. ¡Siempre hay algo positivo! 4. Empatía Para los líderes, tener empatía es fundamental a la hora de administrar un equipo u organización. O, lo que es lo mismo, contar con la capacidad de entender las emociones del resto y ponernos en su lugar. Tiene que ver con la capacidad de ayudar a desarrollarse a las personas de su equipo, desafiando a quienes actúan de forma injusta o hacen comentarios constructivos. Además, escuchan a quienes lo necesitan. 5. Habilidades sociales El último elemento que compone la inteligencia emocional según Daniel Goleman son las habilidades sociales, como comunicarse eficazmente, influir, persuadir y gestionar conflictos. Los líderes que desempeñan bien las habilidades sociales de la inteligencia emocional son excelentes comunicadores. Están tan abiertos a escuchar malas noticias como buenas. Son expertos en lograr que su equipo les apoye y se entusiasme con una nueva misión o proyecto. Los líderes que tienen buenas habilidades sociales también son buenos para gestionar el cambio y resolver conflictos de forma diplomática. Es importante señalar que la inteligencia emocional se puede entrenar. Es cierto que hay personas que parecen tener cierta facilidad para ello, como si fuera una capacidad innata, aunque todos podemos desarrollarla en mayor o menor medida si nos lo proponemos ¿Cuáles son Las características de la inteligencia emocional?
A) Las conductas (no las emociones), Los conocimientos (no lo intuitivo),Los resultados (no los procesos)
B) Capacidad de automotivarnos, perseverar a pesar de las frustraciones, controlar impulsos, aplazar gratificaciones, regular los estados de ánimo, evitar la angustia interfiera con las facultades racionales, empatizar y confiar en los demás
C) Manejar las relaciones y tener poder de influencia, inteligencia social, gestión de la respuesta, La capacidad para predecir
D) Adaptabilidad a los cambios. confianza y seguridad en uno mismo, el control emocional. Comprender los sentimientos de los demás, manejar las relaciones y tener poder de influencia.
  • 9. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿Cuál es el origen de la iniciativa de las habilidades para la vida?
A) LOS COLEGIOS
B) O.M.S
C) UNICEF
D) La ONU
  • 10. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿Qué son las habilidades para la vida?
A) Destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno
B) Un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo
C) Herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable
D) Son recetas de comportamientos
  • 11. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿Cuáles son las habilidades para la vida?
A) Autoconocimiento, empatía, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, toma de decisiones, solución de problemas y conflictos, pensamiento creativo, pensamiento crítico, manejo de emociones y sentimientos, manejo de la tensión y el estrés
B) Confianza y seguridad, control emocional, la automotivación. Comprender los sentimientos ajenos
C) Las conductas, Los conocimientos, Los resultados, las emociones, las motivaciones externas
D) Autoconocimiento, Autorregulación ,Automotivación ,Empatía, Habilidades sociales, Manejar las relaciones y tener poder de influencia, inteligencia social, gestión de la respuesta, La capacidad para predecir
  • 12. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿Dónde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida?
A) En conferencias, en talleres, en debates, en investigaciones
B) La familia, el jardín, la escuela, el trabajo, clínicas, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias
C) En redes sociales, en revistas, periódicos, internet, medios masivos de comunicación, en la televisión
D) En redes sociales, en revistas, periódicos, internet, medios masivos de comunicación, en la televisión
  • 13. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿En qué consiste la habilidad de la Comunicación efectiva o asertiva?
A) Competencia para interactuar positivamente con las demás personas
B) Utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales
C) Capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos
D) Habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive
  • 14. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿En qué consiste la habilidad del Pensamiento crítico?
A) Capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos
B) Utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales
C) Habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive
D) Competencia para interactuar positivamente con las demás personas
  • 15. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿En qué consiste la habilidad del Pensamiento creativo?
A) Utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.
B) Reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.
C) Capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control
D) capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos
  • 16. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿En qué consiste la habilidad del Manejo de emociones y sentimientos? reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional?
A) Capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control
B) Capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control
C) Capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos
D) Reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional
  • 17. (Preguntas 9 al 17) Habilidades Para La vida O.M.S. La iniciativa original de la Organización Mundial de la Salud de impulsar la educación en Habilidades para la Vida en escuelas y colegios, surgió del reconocimiento de que, debido a los cambios culturales y en los estilos de vida, con frecuencia las niñas, niños y jóvenes de hoy no están suficientemente equipados con las destrezas necesarias para enfrentar los enormes desafíos y presiones del mundo contemporáneo. Hacia principios de la década de los noventa, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud comenzó a difundir los materiales informativos y educativos diseñados para apoyar y promover internacionalmente la educación en Habilidades para la Vida en las escuelas y colegios. La propuesta inicial de la OMS consistió en el grupo de las diez habilidades mencionadas anteriormente. Este grupo de diez Habilidades para la Vida, son fundamentalmente destrezas que le sirven a las personas para relacionarse mejor consigo mismas, con las demás personas y con el entorno, por lo que puede decirse que la educación en Habilidades para la vida es un estilo de educación que se centra en los aspectos más personales, humanos y subjetivos del individuo, sin descuidar el papel de la interacción colectiva que contribuye a configurar su desempeño personal y social. ¿Qué son habilidades para la vida? Son destrezas psicosociales que les facilitan a las personas afrontar en forma efectiva las exigencias y desafíos de la vida diaria, es decir, son destrezas psicosociales para aprender a vivir. En el caso de los adolescentes, la adquisición de estas destrezas les provee de herramientas específicas que les facilitan un comportamiento más positivo y saludable. Por ejemplo, la comunicación asertiva (efectiva) les ayuda a rechazar invitaciones o presiones de sus amigos para consumir drogas, iniciar la sexualidad tempranamente o asumirla sin protección. El fortalecer la habilidad para tomar decisiones les permite identificar las situaciones, pensar en las alternativas, evaluar las ventajas y desventajas y decidir. No se trata de recetas de comportamientos en si mismos, sino de habilidades que les permiten actuar desde las motivaciones individuales y dentro de las limitaciones sociales y culturales. Las habilidades para la vida son genéricas, o sea que una misma habilidad tiene aplicación en distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial durante la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, el comunicarse asertivamente (con efectividad), como saber decir no, tiene una función fundamental en el manejo de la sexualidad, las relaciones interpersonales y el consumo de drogas. Se requieren diversas habilidades para afrontar con éxito una determinada situación, aunque algunas sean más relevantes que otras. En la resolución pacífica de conflictos son necesarias el manejo de las emociones y sentimientos, la comunicación asertiva (efectiva) y el pensamiento crítico por ejemplo. Cada habilidad está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural, lo cual quiere decir que pueden cambiar de un lugar a otro. Por ejemplo, la habilidad para comunicarse es importante, pero sus elementos como el contacto visual y el tono de la voz apropiados, pueden cambiar de un país a otro. Las habilidades para la vida guardan estrecha relación con la promoción de la salud y el tejido de resiliencia (afrontar las adversidades con éxito). Favorecen el desarrollo de aptitudes personales para optar por actitudes resilientes y estilos de vida y comportamientos saludables. ¿Cuáles son las habilidades para la vida? Existen diferentes definiciones y categorías que agrupan las habilidades para la vida, pero de manera general podrían resumirse en la propuesta de la OMS: Habilidades sociales: Conocimiento de sí mismo: implica reconocer el ser de cada uno, así como su carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión Empatía: capacidad de ponerse en los zapatos del otro e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no se está familiarizado. Ayuda a aceptar las diferencias, a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo, y mejora las interacciones sociales Comunicación asertiva (efectiva): capacidad de expresarse, tanto verbal como no verbalmente, en forma apropiada a la cultura y las situaciones. Posibilita alcanzar objetivos personales de forma socialmente aceptable y pedir consejo o ayuda en momentos de necesidad Relaciones interpersonales: esta destreza ayuda a relacionarse en forma positiva con las personas con las que se interactúa, a tener la habilidad necesaria para iniciar y mantener buenas relaciones amistosas y familiares, y a ser capaces de terminarlas de manera constructiva Habilidades cognitivas (de conocimiento) Capacidad para tomar decisiones: facilita manejar constructivamente las decisiones respecto a la vida propia y la de los demás Capacidad para resolver problemas y conflictos: permite afrontar de forma constructiva los problemas en la vida, evitando malestares físicos, mentales y problemas psicosociales adicionales (alcoholismo, consumo de sustancias psicoactivas). Otro aspecto se relaciona con la solución constructiva, creativa y pacífica de los pequeños y grandes conflictos cotidianos Pensamiento creativo: contribuye a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, permitiendo explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias de las acciones u omisiones y a responder de manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que ocurren en la vida cotidiana Pensamiento crítico: es la habilidad para analizar la información y experiencias de manera objetiva. Contribuye a la salud ayudando reconocer y evaluar los factores que influyen en las actitudes y en el comportamiento, tales como los medios masivos de comunicación y las presiones de los grupos de pares Habilidades para el control de las emociones: Manejo de las emociones: ayuda a reconocer los sentimientos y emociones propios y los de los demás, a ser conscientes de como influyen en nuestro comportamiento social, y a responder a ellos en forma apropiada Manejo del estrés: facilita reconocer las fuentes de estrés, así como sus efectos en la vida y a efectuar cambios para reducirlas ¿En dónde o cómo se aprenden habilidades para la vida? Las habilidades para la vida se ha desarrollado principalmente en programas dirigidos a grupos de niños y adolescentes, pero por su naturaleza y características es indudable que son de utilidad en todos los grupos de edad como un elemento de desarrollo humano integral y diverso de todas las personas, por lo cual la tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa, de crianza, en la casa, en el jardín, en la primaria, en el bachillerato, en la universidad, y en la vida diaria Son muchos los escenarios posibles en donde se pueden desarrollar programas de habilidades para la vida: ambiente familiar, jardines infantiles, aparato escolar, ambientes laborales, clínicas de salud, centros comunitarios, centros juveniles, iglesias… En todos ellos tiene una función trascendental la familia y el grupo de adultos significativos cercanos a los niños, adolescentes y jóvenes, razón por lo cual se deben capacitar en la estrategia. La familia como escenario La familia y los adultos significativos tienen gran impacto en la modelación del comportamiento del niño, el adolescente y el joven, a partir del ejemplo y la experiencia en la interacción diaria. Una buena comunicación, el respeto hacia los hijos, involucrándolos en la resolución de problemas y en la solución dialogada de conflictos, y el apoyo positivo pueden enriquecer sus habilidades y reforzar las conductas positivas. En general, para aprender habilidades para la vida es necesario un ambiente familiar que favorezca una educación más humana de los hijos, de tal modo que este ambiente contribuya a su formación integral como personas; al desarrollo de sus capacidades relacionadas con los valores de la convivencia; a conocer y manejar sus emociones y conflictos; a entender a los demás; a fijarse propósitos significativos en su vida; a aprender a comprometerse, a ser solidarios, etcétera. Este ambiente les facilitará el desarrollo de habilidades que les permitan afrontar con éxito las exigencias y desafíos de la vida cotidiana en su propia familia, en la escuela y la comunidad. Las habilidades para la vida propuestas por la (OMS) en 1993, son las siguientes:  Autoconocimiento: reconocimiento de nuestra personalidad, características, idiosincrasia, fortalezas, debilidades, aspiraciones, expectativas, etc.  Empatía: capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos.  Comunicación efectiva o asertiva: habilidad para expresarse de manera apropiada al contexto relacional y social en el que se vive.  Relaciones interpersonales: competencia para interactuar positivamente con las demás personas.  Toma de decisiones: capacidad para construir racionalmente las decisiones cotidianas de nuestra vida.  Solución de problemas y conflictos: destreza para afrontar constructivamente las exigencias de la vida cotidiana.  Pensamiento creativo: utilización de los procesos de pensamiento para buscar respuestas innovadoras a los diversos desafíos vitales.  Pensamiento crítico: capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos.  Manejo de emociones y sentimientos: reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.  Manejo de la tensión y el estrés: capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control. ¿En qué consiste la habilidad de la empatía?
A) Capacidad para reconocer nuestras fuentes de tensión y actuar positivamente para su control.
B) Capacidad para analizar con objetividad experiencias e información, sin asumir pasivamente criterios ajenos
C) Capacidad para ponerse en el lugar de otra persona y desde esa posición captar sus sentimientos
D) Reconocimiento y gestión positiva de nuestro mundo emocional.
  • 18. (Preguntas 18 al 20) Un Fémur Roto Y La Civilización «Hace muchos años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead lo que ella consideraba ser la primera señal de civilización en una cultura. El alumno esperaba que Mead hablara sobre anzuelos, ollas de arcilla o piedras de afilar. Pero no. Mead dijo que la primera señal de civilización en una cultura antigua era un fémur (hueso del muslo) roto y cicatrizado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompés la pierna, morís. No podés correr del peligro, ir al río para beber agua o cazar comida. Sos carne fresca para los depredadores. Ningún animal sobrevive a una pierna rota por tiempo suficiente para que el hueso se cure. Un fémur roto que cicatrizó es evidencia de que alguien tuvo tiempo para quedarse con el que cayó, trató la herida, llevó a la persona a un lugar seguro y cuidó de ella hasta que se recuperó. «Ayudar a alguien durante la dificultad es donde comienza la civilización» dijo Mead. ¿Cuál es el mensaje o idea principal de la historia?
A) Que Margaret Mead no respondió lo que esperaba el estudiante
B) Que el hombre es más humano que los animales
C) Que la solidaridad está por encima del individualismo
D) Ayudar a Alguien a Atravesar la Dificultad es el punto de partida de la civilización
  • 19. (Preguntas 18 al 20) Un Fémur Roto Y La Civilización «Hace muchos años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead lo que ella consideraba ser la primera señal de civilización en una cultura. El alumno esperaba que Mead hablara sobre anzuelos, ollas de arcilla o piedras de afilar. Pero no. Mead dijo que la primera señal de civilización en una cultura antigua era un fémur (hueso del muslo) roto y cicatrizado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompés la pierna, morís. No podés correr del peligro, ir al río para beber agua o cazar comida. Sos carne fresca para los depredadores. Ningún animal sobrevive a una pierna rota por tiempo suficiente para que el hueso se cure. Un fémur roto que cicatrizó es evidencia de que alguien tuvo tiempo para quedarse con el que cayó, trató la herida, llevó a la persona a un lugar seguro y cuidó de ella hasta que se recuperó. «Ayudar a alguien durante la dificultad es donde comienza la civilización» dijo Mead. ¿Qué relación hay entre el fémur fracturado, sanado y la civilización?
A) Que el egoísmo que ha desarrollado como un modo de vida gran parte de la población nos aleja del concepto de civilización
B) Que ningún animal sobrevive a una pierna rota por tiempo suficiente para que el hueso se cure en cambio el hombre si
C) Un fémur roto que cicatrizó es evidencia de que alguien tuvo tiempo para quedarse con el que cayó, trató la herida, llevó a la persona a un lugar seguro y cuidó de ella hasta que se recuperó
D) Sin una política pública y privada de cuidados, no es posible una civilización
  • 20. (Preguntas 18 al 20) Un Fémur Roto Y La Civilización «Hace muchos años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead lo que ella consideraba ser la primera señal de civilización en una cultura. El alumno esperaba que Mead hablara sobre anzuelos, ollas de arcilla o piedras de afilar. Pero no. Mead dijo que la primera señal de civilización en una cultura antigua era un fémur (hueso del muslo) roto y cicatrizado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompés la pierna, morís. No podés correr del peligro, ir al río para beber agua o cazar comida. Sos carne fresca para los depredadores. Ningún animal sobrevive a una pierna rota por tiempo suficiente para que el hueso se cure. Un fémur roto que cicatrizó es evidencia de que alguien tuvo tiempo para quedarse con el que cayó, trató la herida, llevó a la persona a un lugar seguro y cuidó de ella hasta que se recuperó. «Ayudar a alguien durante la dificultad es donde comienza la civilización» dijo Mead. ¿Según la antropóloga Margaret Mead cual es la primera señal de civilización en una cultura?
A) El descubrimiento del fuego
B) Anzuelos, ollas de arcilla o piedras de afilar
C) Un fémur (hueso del muslo) roto y cicatrizado.
D) La utilización de la rueda
Examen creado con That Quiz — donde se practican las matemáticas.